Nada tiene sentido.
Los besos ya no están, las caricias expiraron.
Tus ojos no miran mi rostro,
y mi rostro ya no se ilumina.
Pocas cosas sobrevivieron.
Me quedé con las que desvanecen,
por satisfacer solo aquellos tristes momentos…
esos en que no estabas…
y ahora extraño lo que dejé en la puerta,
del otro lado.
No sé si supe amar,
no sé si supe entender tu forma de amar,
ni siquiera sé si el amor era así.
Pero lo viví intenso, y tan bello,
tan así, tan mío,
tan para siempre.
Gracias por desterrarme de tu memoria,
es lindo saber que alimentas tu pasado,
para no sentir que soy el único que lo hace.
Pero no dejes que crezca,
dejame ocupar el mismo espacio
de la parte que me corresponde de tu memoria.
Y me dejo transportar,
me convierto en alas y en tierra,
en agua y en fuego… aún.
Es difícil entender ahora,
pero más difícil es entenderlo ayer,
o mañana.
Me quedo con tu cara dibujada en la piel,
con tu nombre en mis manos,
con tu amor sobre mí.
Tu cuerpo desnudo en mi imaginación
y tu sonrisa…
puff… que duro se hace guardarme tu sonrisa
sin quebrarme por dentro.
Pero fuimos lo que quisimos,
lo vivimos como realmente sentíamos que debía ser,
y por sobre todas las cosas…
al menos yo, no me arrepiento…
No, no puedo dar por olvidado tus “te amo”,
tus manos delicadas que serían mías siempre,
pero que hoy acarician a otro cuerpo,
a otra persona que te debe saber querer,
como en aquel momento yo lo hice…
y fue tan sincero mi amor,
no podés darte cuenta,
y creo que llegarán los años
sin que logres entenderlo.
Gracias por ser parte de lo que hoy soy,
y por haberme amado…
y por quererme aún,
sin rencores, sin nostalgias ni angustias…
solo por lo que fui, como vos para mí.
El destino no es más que las agujas de un reloj que da vueltas,
el destino es ver salir el sol por las mañanas
y verlo esconderse por las noches…
el destino no es más que un dibujo
de un pintor que no llegó terminarlo a tiempo…
Y si alguien me pregunta por mi destino:
lo dejo cada mañana posado en mi almohada,
entre mis sábanas,
envuelto en cartas y poemas viejos.
Para mi, existe la libertad.
Hoy ya no somos niños,
ya no tenemos sueños infantiles…
hoy la vida nos empuja a sobrevivir por nosotros mismos,
y lo hacemos, aunque sea difícil a veces.
Hoy tu nombre lo dirá otro ser,
e incluso te escribirá cada 5 de agosto, como yo lo hice,
un mensaje de amor, de ternura,
de emoción al ver pasar el tiempo y seguir uno al lado del otro…
pero esa fecha mi calendario la eliminó,
la dejó para otro momento,
quizás, para otra vida.
Pero de algo estoy seguro…
amarte, fue lo mejor que pasó en mi vida.
© Juan Manuel Ramos
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